jueves, 25 de octubre de 2018

REGISTRO DE CONDUCTA Y CONTRATO



CONDUCTA DISRUPTIVA EN EL AULA

A los pocos días de comenzar nuestra andadura en el aula de Educación Infantil de 3 años nos encontramos con que el alumno con el que trabajo manifiesta una conducta que nos empieza a preocupar. Este alumno se encuentra integrado en un Aula Abierta TEA que se comunica directamente con el aula ordinaria. Dado que el período de adaptación es muy lento y está costando mucho, el niño pasa momentos en el Aula Abierta y otros en el aula ordinaria, dejándole en un principio que se moviese libremente por los espacios.
Casi de forma inmediata al inicio de las clases, el niño comienza a morder, cuando se encuentra en el aula ordinaria. Los primeros días se dirigía a una niña, siempre la misma (parecía tener fijación). Según transcurrieron los días fue mordiendo a otras, siempre niñas. La lesión es considerable, el mordisco es intenso y siempre en los mofletes.
Según pasaron los días, empezamos a trabajar con pictogramas y horarios más estructurados, el niño pasa menos tiempo en el aula ordinaria, los mordiscos disminuyen en cuanto a número  pero, ahora  nos encontramos con que muerde a su compañero del Aula Abierta. Bien es cierto que los mordiscos no son tan fuertes, ni producen tanta lesión como los del inicio de curso.
Analizando la situación con la familia, parece que el niño tiene noches que no duerme lo suficiente, con lo cual podría estar más nervioso; a ello habría que sumarle que llora bastante en el aula, con lo cual estaría más cansado aún. Eso podría explicar la conducta disruptiva en el aula, aunque no siempre coincide dicha conducta con esa situación.
El planteamiento que nos hacemos desde el centro es el siguiente:
  • Coherencia adulta entre lenguaje y actuación.
  • Coherencia dentro del ámbito familiar.
  • Coherencia en las pautas de la familia y las de la escuela.
Nuestro Plan de Actuación se basará en:
  • Modelaje de actuación pacífica y moderada.
  • Entorno de confianza y seguridad para aliviar las tensiones del niño
  • Aprobación de todas las vías de relación que se sustenten en comportamientos adecuados.
  • Reconocimiento y valoración de actitudes de respeto a los otros niños, expresión de la satisfacción con momentos de atención individualizada y demostraciones de afecto.
  • En situación de conflicto, dar un “no” firme al niño que es origen de la tensión y volcar toda la atención en el que es víctima del daño, haciendo hincapié de forma expresa en las consecuencias para el pequeño, preguntando por sus sentimientos y acompañando su dolor. Es una buena manera de que el niño que ha agredido se vaya dando cuenta de que  morder no lo convierte en protagonista y acercarle a los sentimientos del otro. Una vez superado, hay que hablar con él, ayudarle a describir su sentimiento negativo y proponer otras vías que hubieran sido más oportunas para la resolución del problema.
  • El “no” nunca debe ser en actitud amenzante, no se debe corregir la agresividad utilizándola.
  • El mensaje verbal es obligado, aún tiene poco peso porque no tienen capacidad para entenderlo pero consignas sencillas, en recordatorios regulares, con tono firme, comprensivo y afectuoso.
  • No tolerar pero tampoco taponar con castigo que solo remedia puntualmente, no enseña al niño a conocer sus sentimientos ni a ponerles control o remedio
  • Utilizar el juego y los cuentos como deconstrucción de realidades para poder construir en positivo. Es el canal por excelencia en Infantil para que el pequeño pueda comprender su realidad, sus relaciones. El juego canaliza, purga impulsos negativos.
  • Uso del termómetro de las emociones en el aula. poner nombre a su estado de ánimo y proponer alternativas que sirvan al niño de guía y apoyo.
Dada la edad del niño (aún no ha cumplido los tres años, y su dificultad para comunicarse, hemos establecido un pequeño contrato para mejorar la conducta disruptiva.












 

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